No, no todos podemos “terminar en la India” o “recorrer 62 países diferentes”
Últimamente he tenido la oportunidad de revisar artículos que diferentes universidades publican a su comunidad. Con frecuencia, informan a la comunidad de sus esfuerzos por mejorar su modelo educativo, hacer un impacto en el entorno y fungir como plataforma para sus alumnos destacados. En este artículo hablaré del último punto, las historias que dan visibilidad a los alumnos del Tecnológico de Monterrey.
¿Por qué las universidades publican sobre sus alumnos? Este tipo de artículos nos ayudan a formar una imagen de “quién” es el alumno de la institución. El objetivo de este artículo es profundizar sobre esto a través de dos artículos que cuentan los logros de dos estudiantes: Ricardo Canales y Fabiola Arroyos. Estos dos son alumnos de carreras diferentes: uno de Ingeniería en Tecnologías Computacionales y otra de Publicidad y Comunicación de Negocios. Sin embargo, el mensaje que comunica el Tec de Monterrey, como muchas otras universidades locales, refleja una realidad de desigualdad en oportunidades.
DISCLAIMER: Esta es una reflexión y crítica al discurso y mensaje del artículo, no de las personas referenciadas. No tienen como objetivo hacer comentario ellas, sino de la “idea” o “persona” que es presentada de ellas por los dos artículos referenciados en sí. Estoy seguro que mis compañeros son estudiantes capaces y que han hecho esfuerzos que los hace merecedores de aparecer en artículos de nuestra institución.
Ricardo Canales logró conseguir una pasantía de prácticas profesionales en Bangalore. A primera leída, me emocionó ver cómo un alumno de mi carrera fue seleccionado de entre muchos aplicantes de otros países, prueba del grado de competitividad que tienen los alumnos del Tecnológico de Monterrey. Sin embargo, hay varios puntos del discurso del artículo que poco a poco fueron quitándome la emoción:
- El estudiante recalca que él es el único que se ha esforzado por esta clase de oportunidad. Esta oportunidad, Ricardo menciona, es diferente a lo que aspira el resto de los alumnos de su carrera, que más bien buscan quedar en “big tech companies” como Facebook, Microsoft y Google. Puedo entender que en la entrevista este estudiante talentoso es capaz de venderse, pero sin querer está invisibilizando al resto de los estudiantes con iguales aspiraciones, los cuales son rechazados en el camino. Después de todo, conseguir estas oportunidades no es nada difícil. Algo que pudiera evitar esta interpretación es hacer mención explícita de esto último. Sin embargo, no la hay.
- Afirma que la responsabilidad de conseguir oportunidades recae solamente en uno mismo. Si ampliamos nuestra percepción del entorno, podemos notar que hay obstáculos que pueden impedir que yo como alumno tome ciertas oportunidades como pasantías en el extranjero. No todos podemos costear este tipo de oportunidades, ni aunque intentemos ahorrar, trabajar o conseguir becas. Es verdad que plataformas como GoFundMe permiten cada vez más sanar esta brecha económica de oportunidades. Sin embargo, la realidad es que si tus gastos y prioridades son pagar tu colegiatura y ayudar a tus padres, difícilmente te va a alcanzar. Muchas amistades me han platicado que pese a haber quedado en algún programa en organizaciones internacionales, no les alcanza.
- El artículo glorifica las oportunidades y experiencias en el extranjero. Mientras que no son perfectas, las oportunidades nacionales pueden ser una perfecta oportunidad para el crecimiento profesional. Necesitamos tener cuidado de entrar en el mindset de que solamente lo bueno viene de afuera. Pese a que presuntamente un alumno pueda pensar que solo hay cosas equis aquí, nuestra tarea es saber cuáles oportunidades valen la pena y cuales no.
En resumen, los comentarios tal como se escriben en este artículo necesitan enriquecerse con más conciencia del entorno y las oportunidades que están a la mano de los demás estudiantes. El caso de Ricardo Canales parece ser, después de unas cuantas leídas, un caso de uno en un millón. Esta distancia te congela pues, ¿cómo vas a poder a llegar a donde él está? En lo personal, a mí me gustaría ver historias que me inspiran, tales como:
- Cómo instituciones como el Tecnológico de Monterrey han apoyado a alumnos a cerrar esa brecha de oportunidades
- Historias de éxito de estudiantes del Tecnológico de Monterrey haciendo impacto a través de empresas mexicanas
- Ilustraciones de los conflictos, dificultades y desafíos que involucran trabajar en el extranjero.
Como estudiante de la carrera de Ricardo, reconozco que esta alienación de nuestro entorno y la falta de pertenencia a nuestro México es bastante común. Tal vez la historia de Fabiola nos ayude a pintar una imagen más clara de los éxitos inspiradores que universidades como el Tecnológico son capaces de potencializar.
La historia de la alumna es una historia bastante llamativa, pues a poco tiempo de graduarse de su carrera de comunicación, ha podido visitar 62 países. Después de todo, esto no es normal para ningún alumno en México. Al principio, me intrigaba aprender qué fue lo que ella hizo para poder llegar a tal logro, con el objetivo de ver cómo yo, un estudiante, puedo replicarlo también. Mientras continuaba leyendo, me emocioné aún más por la oportunidad de viajar para poder, lo que ella llamaba, “ampliar mi mente”. Aprender de otras personas y culturas es algo que a algunos de nosotros nos ha interesado. Sin embargo, al reflexionar sobre esta historia encontré algunos problemas:
- El artículo no detalla cómo logró conseguir tanto dinero para visitar otros países. No hay mención de alguna beca (solo menciona un poco de esto para su intercambio en Berkley ya después de sus múltiples viajes).
- El artículo no profundiza sobre los obstáculos que se enfrentó al visitar otros países. Un extranjero en muchos países no es cualquier cosa, y eres propenso en estas circunstancias a un shock cultural, problemas de comunicación, seguridad, etc.
- La relación entre estos viajes, Fabiola y el Tecnológico de Monterrey no es fuerte. Me gustaría saber qué mano tuvo el Tecnológico de Monterrey en potencializar su deseo o capacidad de viajar por los otros países. ¿Acaso su intento por viajar por el mundo se debe a la educación global que ofrece como institución? Tal vez el Tec ayudó con la coordinación o la planeación de los viajes, pero esto no es claro.
- Se intenta listar “aprendizajes”, pero estos parecen más observaciones sin reflexión alguna por parte de la entrevista. Mientras que temas como genocidio, bombardeos y random facts son pedazos de información interasentes, no hay una narrativa en común, no hay una historia detrás que me parezca particularmente relevante.
Tristemente, al no saber cómo pudo lograr la alumna todo esto, mi primer instinto es pensar que pudo realizar todos estos viajes porque ya contaba con el dinero. Al leer el artículo, recordaba cómo pese a nuestros mejores esfuerzos, mi familia y yo no hemos sido capaces de viajar al otro lado del mundo. ¿Quiere decir que nunca podré ser capaz de “ampliar mis horizontes”? Expandir sobre los detalles del artículo que considero necesarios es una buena opción, pero otras historias en estos artículos que podrían inspirarme son:
- ¿Qué dificultades hay para viajar en el extranjero si quiere realizar mis estudios allá? ¿Qué recursos tengo a mi disposición para hacer mi lucha?
- Una reflexión que comunique un solo mensaje o consejo, pensado a partir de las numerosas experiencias que alguien haya tenido en el extranjero.
En general, estas historias cumplen solamente el objetivo de entretener y de hacer anuncio para la institución educativa a la que pertenecen. Como estudiante, estas historias no me inspiran. Estoy seguro que ambos estudiantes tienen excelente historias que contar, pero desafortunadamente el objetivo de estos artículos no parece ser encuadrar una imagen profundamente inspiradora de ellos. Estos dos casos de éxito, como muchos que leemos en la actualidad, parecen distantes, parecen experiencias tan únicas, y (posiblemente) tan privilegiadas, que me parece difícil identificar o relacionarlas con mi propia experiencia. No me da pista de cómo puedo ser como ellos. Estas historias no escriben sobre seres humanos, sino que sólo aíslan los logros. Peor aún, podría uno empezar a sospechar, dentro de mi grave cinismo, si estas historias desalientan más de lo que inspiran. Ilustrar a estos alumnos con este enfoque actual que identifico pueden hacer que otros alumnos se rindan desde el principio.
Las instituciones como el Tecnológico de Monterrey han logrado lo inimaginable. En este año, alrededor de 70 alumnos de mi carrera han podido entrar a trabajar a diferentes compañías en Estados Unidos contra cualquier sesgo y discriminación extranjera a la que se pudieran enfrentar. Fiacro Reyes, un alumno de Chiapas, entró al Tecnológico de Monterrey con beca de Líderes del Mañana, beca que fue posible gracias al Tecnológico de Monterrey. Y no solo eso, sino que pudo aprender en la institución el inglés necesario para obtener una oportunidad de trabajar en una de las empresas más grandes de Tecnología. En este tipo de historias podemos identificar las circunstancias, el reto y el apoyo por parte del Tecnológico de Monterrey y el triunfo como consecuencia de todo lo anterior. Y esas son las historias que realmente me inspiran. Me enseña que yo también puedo lograr cosas extraordinarias.
Referencias