La brecha digital de México en Internet: Neutralidad

Luis Zul
5 min readOct 28, 2020
Source: pexels

Desde Estonia hasta Estados Unidos, la óptima distribución y aprovechamiento del Internet siempre escapa de nuestras manos. Para bien y para mal, la industria de las telecomunicaciones lleva evolucionando más de 20 años. Si planeamos aplicarle un marco legal, es otra cuando terminamos el primer borrador. Si intentamos mejorarla, esta se vuelve obsoleta tan pronto la sacamos al mercado. El internet en México no es la excepción. Sin embargo, nuestra historia hace únicas las circunstancias de la misma. Hoy quiero revisar en este tercer artículo la neutralidad del Internet en México.

Yo soy parte de las generaciones que crecieron con acceso a internet (por mi privilegio socioeconómico). Usar el internet para mí es como prender la tele, usar el agua o usar la electricidad. Para mí es obvio que todos estos servicios son en cierto grado libres para mí de utilizar: puedo usar el gas para cocinar con mi estufa, el agua para lavar los platos y el internet para ver, escribir y leer lo que yo quiera, como justo ahora.

Pero esto está en peligro de extinción en México. El internet siempre se ha mantenido lejos de las regulaciones del gobierno y otros organismos en general. Y mientras que eventos como Cambridge Analytica (violación de la privacidad de los datos de los usuarios en Facebook) nos muestran que esto no es necesariamente bueno, creo que en México hemos tomado el paso equivocado. Estamos poco a poco haciendo menos neutral y libre el Internet con las nuevas regulaciones que proponen:

  • Censura: sin explicación de manera inmediata, las autoridades pueden bloquear el acceso o tumbar los sitios en nombre de “la seguridad nacional”
  • Priorización Pagada: permite a las empresas proveedoras del servicio a dar servicio preferencial bajo acuerdo comercial con sus socios. ¿Qué pasaría con aquellos que no son socios? ¿Con las pequeñas empresas?
  • Invasión de la privacidad: no hay un marco que especifique bajo qué circunstancias puede ver el gobierno el tráfico de tu navegación, así que este proceso será arbitrario y bajo los sesgos de la autoridad.
  • Falta de transparencia: No se les pide a las empresas dar transparencia sobre los términos de sus acuerdos ni los ajustes que hagan con proveedores.
  • Impunidad: En otras palabras, nosotros como ciudadanos no tenemos manera de hacer a estas empresas rendir cuentas si utilizan la nueva flexibilidad que tienen para beneficio de ellos a costa de la libertad de los ciudadanos.

Dentro de los argumentos a favor encontramos:

  • Se considera que la regulación permite controlar de forma concreta y no abstracta el internet, que es más fácil de controlar
  • Las necesidades de algunas empresas son heterogeneas entre sí y requieren de trato especializado
  • El proveedor de servicio y los medios podrán tener la flexibilidad de dar un mejor producto y servicios a sus usuarios

Sin embargo vale la pena preguntarse, ¿qué características tienen estos productos ideales para la industria de los medios y gobierno? Como ciudadano mexicano, y como ingeniero en software con experiencia laboral en empresas con diferentes giros de servicio en Internet, puedo dar mi mejor esfuerzo en cuestionar estas afirmaciones.

No podemos dar un “voto de fe” y asumir que el servicio o producto que nos quieran proporcionar sea libre, abierto y transparente. Los lineamientos de la regulación les da flexibilidad a las grandes instituciones para seguir sus intereses, pero al mirar más de cerca no hay una flexibilidad directa a los ciudadanos. Es más, los lineamientos de la regulación limitan más la experiencia del acceso al internet a los ciudadanos.

No importa cuánto lo intentemos, el internet siempre será un medio que contiene información. La información no puede someterse exclusivamente a políticas concretas, sino que se necesitan reflexionar los conceptos importantes que conforman también la parte abstracta del Internet como fuente de información, y no solo como un producto o un bien. Los expertos a favor dicen que esta regulación reciente está basada en políticas de otros países en el “state-of-the-art” de la tecnología. Pero hay dos problemas con eso. Primero, estos países admiten lo abstracto e incierto que es el internet como herramienta y fuente de información. Segundo, no podemos construir políticas “copy-paste” asumiendo que nuestras instituciones son comparables en función y comportamiento con esos países que buscan emular.

La consulta sobre esta regulación concluyo el 15 de julio del 2020. Gracias a diversas organizaciones sociales, destacadas “Salvemos a Internet” y “R3D”, se abrió el diálogo de las partes de la regulación más preocupantes, como la potencial trata preferencial al mejor postor. Facebook y Televisa siendo los mayores defensores de este artículo previamente referenciado. Su mayor argumento es que la restricción debería imponer sanciones “ex pos facto”. En otras palabras, que la sanción pueda cambiar con el tiempo. Mientras que postulan esta perspectiva como una que permitiría una mejor experiencia a los consumidores finales y excepciones de costo a pequeños negocios, no podemos olvidar dos cosas.

Primero, Facebook y Televisa no tienen como misión principal procurar esos intereses, ni mucho menos el derecho humano universal del acceso al internet. Segundo, Facebook y Televisa tienen el historial de dominar los medios de comunicación y redes sociales, entonces no se puede ignorar el interés que podrián tener ellos en un modelo de negocios de ser los porteros a quien pagar si es que buscas un lugar en la plataforma que ellos piensan es el Internet. Y repito, el internet no es solo una plataforma, ni es solo una herramienta. Es una fuente de información única como ninguna otra, y necesitamos que el peso de todos los grupos de interés: ciudadanos, organizaciones sociales, sector privado y más estén en esta conversación.

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